La Fundación Omacha denuncia cacería de toninas en el río Orinoco

A través de un comunicado de prensa la Fundación Omacha denunció que durante las primeras semanas de este año recibió información sobre dos eventos de cacería de toninas (delfines de río), en el río Orinoco.

El primer evento ocurrió el 10 de enero, cuando un pescador observó una embarcación tipo bongo navegando por el río con cuatro tripulantes y chinchorros recogidos. A esta embarcación la seguía un grupo de toninas, aproximadamente 10 individuos. El pescador se acercó y observó que tenían una tonina amarrada al bote, con un arpón clavado en su cuerpo. Ante esta situación, el pescador preguntó por qué tenían al animal en esa situación y les recomendó su liberación, porque es un animal en peligro de extinción y su cacería es un delito. La tripulación respondió que necesitaban la manteca del animal para un remedio.

Ante la insistencia del pescador para que liberaran a la tonina, los tripulantes soltaron la cuerda, la tonina se liberó del arpón por su propia cuenta y se alejó gravemente herida, junto con el grupo de delfines que seguía a la embarcación.

El segundo evento se presentó el pasado 14 de enero, cuando otro pescador reportó a un delfín muerto que se encontraba flotando en las aguas del río Orinoco, en el sector conocido como Kari Kare, cerca de la reserva natural Bojonawi, en el municipio de Puerto Carreño (Vichada). Un trabajador de la Fundación Omacha se dirigió al lugar y comprobó que se trataba de un delfín adulto hembra, que presentaba una herida de arpón en el costado izquierdo debajo de la aleta dorsal.

Por la diferencia en el tamaño de los dos animales y la ubicación de las heridas producidas por los arpones, se concluyó que se trataba de diferentes delfines.

A parte de estos sucesos, los pescadores, en el área de Puerto Carreño, comentaron que en días anteriores habían matado a otras dos toninas y que habían visto los restos corporales, en las orillas del río. También reportaron el uso de chinchorros por parte de pescadores, a pesar que su uso está prohibido por la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca AUNAP, en la Orinoquia colombiana.

Para la Fundación Omacha, “la situación es preocupante porque desde el año de la pandemia 2020, hubo reportes de cacería de toninas en el río Orinoco (frontera colombo-venezolana) incluyendo la zona de Puerto Ayacucho (estado Amazonas, Venezuela) y en los llanos venezolanos para el uso de la manteca o grasa de estos animales, en remedios contra afecciones respiratorias, incluyendo el Covid 19. A esta situación se le suma los eventos ocurridos durante el inicio del año”.

La Fundación precisó que estos eventos ya son de conocimientos de la autoridad ambiental Corporinoquia y la Policía Nacional de Colombia, quienes están trabajando en la respectiva investigación. “También se está articulando un trabajo con el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo, de Venezuela, para atender esta situación”, dijo la entidad en el comunicado.

Legislación para la protección de la biodiversidad

Colombia y Venezuela son países que cuentan con una inconmensurable riqueza de recursos naturales, la cual está protegida bajo una normatividad jurídica ante las crecientes amenazas que enfrenta esta riqueza. Desde las mismas constituciones políticas de cada país se propende por la conservación, integridad y sustentabilidad de la diversidad biológica.

En Colombia, el aprovechamiento ilícito de los recursos naturales renovables, entre ellos el tráfico de fauna y la caza ilegal, es penalizable con multas económicas y cárcel. Para el caso del tráfico la pena establecida es prisión de sesenta (60) a ciento treinta y cinco (135) meses y multa de trescientos (300) hasta cuarenta mil (40.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes. Para la cacería ilegal la pena puede ser de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses en prisión, y multa de treinta y tres (33) a novecientos treinta y siete (937) salarios mínimos legales mensuales vigentes, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor, según la Ley 2111 de 2021.

Sumado a estos delitos, el uso de chinchorros está prohibido en la Orinoquia colombiana, resolución número 2877 de noviembre de 2022 de la AUNAP. El uso de esta arte de pesca es nocivo por la captura masiva y no selectiva de peces, y por la captura accidental o dirigida de delfines de río.

En resumen, la legislación colombiana agrupa varias leyes de protección y bienestar de la fauna silvestre y doméstica, y establece sanciones para quienes las incumplan. A parte de las mencionadas, se encuentra la Ley 84 de 1989 – Estatuto nacional de protección de animales, Ley 1774 de 2016 la cual decreta que los animales son seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos; entre otras leyes y códigos.

En Venezuela, desde el año 1970, la captura y aprovechamiento de mamíferos acuáticos está prohibida en todo el territorio nacional por la Ley de Protección a la Fauna Silvestre y su Reglamento (G.O. No. 29.289, del 11/08/1970; G.O No. 4.925 (E), del 29/06/1995) y la Ley Penal del Ambiente.

Planes de acción para la conservación de los mamíferos acuáticos de Colombia y de Venezuela

A parte de la legislación colombiana y venezolana, la Fundación Omacha ha participado en la construcción e implementación de los planes de acción para la conservación de los mamíferos acuáticos de los dos países.

Específicamente, el Plan de acción nacional para la conservación de los mamíferos acuáticos de Colombia 2022-2035 tiene como objetivo el desarrollo de estrategias para la preservación, recuperación uso sostenible y conocimiento de las poblaciones de los mamíferos acuáticos que habitan las aguas marinas y continentales de Colombia, en relación con las principales amenazas identificadas en el territorio nacional.

Por su parte, el objetivo del Plan de acción para la conservación de los mamíferos acuáticos de Venezuela delfines de agua dulce, nutrias y manatíes 2017-2027 es contribuir a la conservación de los mamíferos dulceacuícolas en Venezuela, mediante la formulación e implementación de lineamientos que permitan disminuir y mitigar las principales amenazas identificadas para estas especies en el país.

La observación responsable de delfines de río como alternativa económica

Para las comunidades del Orinoco y el Amazonas, los delfines de río representan un papel clave para la generación de ingresos económicos, por medio de actividades turísticas como la observación responsable de delfines de río.

En esta actividad se establece una serie de reglas básicas para que los guías y turistas puedan disfrutar de la observación de delfines y que, de esta manera, sea una alternativa económica para las regiones, que sea responsable con la naturaleza, segura para los operadores turísticos y los visitantes, así como sustentable en el tiempo.

La Fundación Omacha enfatizó que “seguirá trabajando con las autoridades ambientales y civiles, la Policía Nacional y la sociedad civil por la conservación de los delfines de río, los hábitats donde se encuentran y, en general, por la protección y buen uso de la riqueza natural de Colombia y de la región”.

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