En el sur de Guyana, donde los ríos Takutu e Ireng serpentean entre selvas y sabanas, existe un corredor ecológico que conecta la cuenca amazónica con el Escudo Guayanés. En este paisaje de alta biodiversidad, la ciencia ha confirmado un hecho sin precedentes: la existencia de una población residente del delfín rosado del Amazonas (Inia geoffrensis) en aguas guyanesas.
La confirmación de esta presencia no fue casual. Durante meses, investigadores y comunidades locales observaron movimientos repetidos, rutas compartidas y comportamientos que sugerían algo más que un paso ocasional por el río: los delfines estaban allí para quedarse.
Este proceso tomó forma en medio del proceso de investigación Inia Rupununi: Monitoreo, Conciencia y el Desafío de la Coexistencia con el Delfín Rosado, desarrollado entre noviembre de 2024 y marzo de 2025. A lo largo de este periodo se documentaron de manera sistemática patrones de nado, buceo y posibles actividades reproductivas, aportando nueva información sobre la ecología de la especie en esta región.
Como explica la bióloga Indranee Roopsind, quien lideró el estudio, “el corredor transfronterizo que conecta los ríos Takutu e Ireng es crucial para enlazar la cuenca amazónica con el Escudo Guayanés. Este sistema permite la migración de especies y el intercambio de biodiversidad a través del portal del Rupununi”.
Más allá de ampliar el mapa de distribución del delfín rosado, este registro posiciona a Guyana como un eslabón estratégico para la conservación de los ecosistemas fluviales amazónicos.
Un hallazgo que amplía el mapa del delfín rosado

El estudio, realizado con el apoyo de WWF Colombia, el Museo Field, WWF Guyana y la red regional SARDI (South American River Dolphins Initiative), registró durante cuatro meses consecutivos la presencia constante de tres delfines en la confluencia del río Manari con el Takutu. Las observaciones incluyeron comportamientos de alimentación, nado sincronizado y señales compatibles con actividades reproductivas, lo que sugiere la existencia de un grupo familiar estable.
Hasta ahora, la presencia del delfín rosado en Guyana se consideraba esporádica. La nueva evidencia amplía su rango de distribución hacia el norte y confirma una conexión biogeográfica entre las poblaciones de la cuenca amazónica y las del Escudo Guayanés. Este vínculo refuerza la hipótesis de que los ríos del Rupununi funcionan como rutas naturales de conectividad, esenciales para el flujo genético y la resiliencia de las especies acuáticas.
Los resultados también abren nuevas líneas de investigación y fortalecen la base para futuros programas de conservación. En este proceso, WWF acompañará acciones de seguimiento y cooperación regional durante 2025 y 2026.
El corredor del Rupununi: una arteria de vida amazónica
El corredor del Rupununi es un territorio donde confluyen dos grandes sistemas ecológicos de Sudamérica: la Amazonía y la Orinoquía. Su red de ríos, lagunas y planicies inundables permite el desplazamiento de peces, mamíferos acuáticos y otros organismos entre ambos sistemas.
La confirmación de una población estable de delfines rosados refuerza el valor del Rupununi como zona prioritaria para la conservación transfronteriza. Durante el monitoreo, los investigadores registraron comportamientos regulares que evidencian una adaptación al entorno local. La presencia de estos mamíferos acuáticos actúa, además, como un indicador biológico de la salud del río, ya que su supervivencia depende de la calidad del aguny de una oferta abundante de peces.
No obstante, el área enfrenta presiones crecientes. La contaminación asociada a la minería aurífera, la deforestación y las prácticas de pesca no sostenibles deterioran el hábitat y amenazan a las especies residentes. Frente a este escenario, los expertos coinciden en que la conservación del corredor requiere acciones coordinadas entre Guyana y Brasil, con el apoyo de Colombia, orientadas a proteger la conectividad ecológica y la integridad de los sistemas fluviales.
Saberes que navegan juntos: pescadores y delfines del Rupununi
Las comunidades pesqueras del Rupununi han convivido durante generaciones con los delfines de río, conocidos localmente como Porpoise, Boto, Oma o Powa. Su conocimiento tradicional fue clave para orientar el trabajo científico. A partir de relatos y observaciones, los pescadores identificaron zonas de alimentación y periodos en los que los delfines se desplazan hacia pozos más profundos.
Un indicador de esto son los testimonios que suelen decir los pescadores, para ellos si los delfines están cerca, es sinónimo de que la pesca será buena. Esta percepción, basada en la experiencia cotidiana, ha dado lugar a prácticas de coexistencia que hoy sirven de referencia para el manejo sostenible del recurso pesquero.
El estudio incorporó talleres comunitarios para analizar los beneficios y tensiones de esta convivencia. Aunque algunos pescadores reportan afectaciones ocasionales en redes o la dispersión de cardúmenes, la mayoría reconoce el valor ecológico del delfín rosado y su papel como símbolo del equilibrio del río.
De este diálogo surgió un modelo de monitoreo participativo, en el que las comunidades aportan información clave sobre presencia, comportamiento y amenazas. El enfoque demuestra que la ciencia y los saberes locales pueden avanzar de manera complementaria.
Educación ambiental: la corriente que transforma el futuro

El proceso de Inia Rupununi integró la educación ambiental como eje central de su estrategia de conservación. Se instalaron señales informativas en inglés y en lengua makushi, se realizaron capacitaciones para pescadores y se desarrollaron actividades pedagógicas con escuelas locales.
Entre las iniciativas más destacadas se encuentra la publicación del cuento infantil “Inia – The Amazing Pink River Dolphin from Manari Creek”, diseñado para despertar curiosidad y sentido de pertenencia entre los niños del Rupununi. A través de esta historia, las nuevas generaciones se acercan a la importancia de cuidar los ríos y adoptar prácticas responsables de navegación y pesca.
Estas acciones fortalecen el vínculo entre las comunidades y su entorno, y siembran las bases de una ciudadanía comprometida con la protección del delfín rosado y de los ecosistemas que garantizan su supervivencia.
Proteger al delfín es proteger el río
El registro de una población residente de delfines rosados en Guyana marca un punto de inflexión en el conocimiento y la gestión de la biodiversidad amazónica. Más que un hallazgo aislado, representa una oportunidad para consolidar la cooperación científica y comunitaria en torno a la conservación de los ríos sudamericanos.
La supervivencia de los delfines rosados dependerá de la capacidad de mantener corredores fluviales saludables, reducir las presiones humanas y fortalecer modelos de manejo basados en evidencia científica y participación local. En Guyana, este esfuerzo colectivo ya demuestra que proteger a los delfines es, en esencia, proteger la vida de los ríos y el equilibrio de toda la Amazonía.